Como limpiador facial:
Humedece el jabón y crea espuma con las manos, aplícalo sobre el rostro y masajea suavemente evitando la zona del contorno de ojos. Acláralo.
Puedes realizar una mascarilla, perfecta para conseguir una piel tersa y suave. Frota el jabón con las manos húmedas hasta obtener una espuma densa. Aplícala sobre el rostro evitando el contorno de ojos y la zona de alrededor de los labios. Deja reposar unos minutos, hasta que tengas sensación de piel tirante y enjuaga abundantemente, con agua tibia primero y después con agua fría. Puedes realizar esta mascarilla dos veces a la semana.
Para el cuerpo:
Puedes utilizar estos jabones en tu higiene diaria de todo el cuerpo. Ducharse con jabón natural no es solo sanísimo para la piel, además, ¡ayudas a reducir el impacto negativo de los envases en nuestro entorno!
Conserva tu jabón en lugar fresco y seco, lejos de fuentes de calor. Déjalo secar bien en una jabonera que permita drenar el exceso de agua. Si lo mantienes vertical, se secará mejor ;-).
El jabón puede evolucionar con ligeros cambios de aspecto pero nunca variaran sus propiedades.